viernes, 12 de septiembre de 2025

Pautas para Trabajar la Conducta en Jóvenes con Conductas Disruptivas y Agresivas para la Prevención del Bullying.

 



PROGRAMA DE PREVENCIÓN DE LAS ADICCIONES DESDE EL ÁMBITO FAMILIAR.

 AD-HOC

 

Programa subvencionado por la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía.

 

Pautas para Trabajar la Conducta en Jóvenes con Conductas Disruptivas y Agresivas para la Prevención del Bullying.

Las familias que conviven con jóvenes que presentan conductas disruptivas o agresivas enfrentan numerosos desafíos. Estas conductas, muchas veces relacionadas con situaciones emocionales no resueltas, ambientes estresantes o consumo problemático de sustancias, pueden derivar en episodios de bullying (acoso) o violencia entre pares, tanto en el ámbito educativo como comunitario.

Desde la Escuela de Familias de la Asociación AD-HOC, entendemos que la prevención del bullying comienza en el hogar, a través del fortalecimiento de vínculos, la educación emocional y la contención adecuada. Estas pautas están diseñadas para ofrecer herramientas prácticas que acompañen a madres, padres, tutores y referentes adultos en su rol formativo y preventivo.

 ¿Qué son las conductas disruptivas y agresivas?

Son comportamientos que interrumpen la convivencia, desafían la autoridad o causan daño a otras personas. Incluyen:

  • Insultos, burlas o amenazas.
  • Golpes, empujones o destrucción de objetos.
  • Desobediencia constante o falta de respeto a normas.
  • Aislamiento, manipulación o acoso hacia pares.

 Objetivos de estas pautas

  1. Prevenir el bullying desde el hogar y la comunidad.
  2. Favorecer la regulación emocional en los jóvenes.
  3. Fortalecer los vínculos familiares como factor de protección.
  4. Fomentar actitudes de respeto, empatía y autocontrol.

Pautas prácticas para las familias

Establecer límites claros y consistentes

  • Explicar las normas de forma sencilla y con firmeza.
  • Ser coherentes: lo que se dice, se cumple.
  • Usar consecuencias educativas, no castigos violentos.
  • Evitar gritar o reaccionar con agresión; mantener la calma.

 Fomentar la expresión emocional saludable

  • Escuchar sin juzgar lo que el joven siente o piensa.
  • Validar sus emociones, incluso si no compartimos su conducta.
  • Enseñar a poner en palabras lo que sienten (enojo, tristeza, frustración).

Herramienta útil: uso de “diarios emocionales” o juegos de identificación de emociones.

Promover la empatía y el respeto por el otro

  • Hablar sobre cómo se sienten los demás cuando son tratados con violencia.
  • Reflexionar sobre situaciones cotidianas: ¿cómo se sentiría si le hicieran lo mismo?
  • Fomentar la solidaridad, el respeto por las diferencias y la diversidad.

Modelar con el ejemplo

  • Las y los adultos son modelos de conducta. Si gritamos, golpeamos o menospreciamos, eso se replica.
  • Resolver los conflictos con diálogo, sin humillar ni descalificar.
  • Pedir disculpas cuando nos equivocamos: enseña humildad y respeto.

Supervisar y acompañar

  • Estar presentes: saber dónde están, con quién, y qué hacen.
  • Observar cambios en el comportamiento, amistades o hábitos.
  • Preguntar por lo que ocurre en el centro educativo o en las redes sociales.

Crear espacios de comunicación familiar

  • Generar momentos diarios para hablar sin pantallas ni distracciones.
  • Escuchar sin interrumpir, dejando que se expresen con confianza.
  • Hacer preguntas abiertas: “¿Cómo te sentiste hoy?”, “¿Hubo algo que te molestó?”

Trabajar con el centro educativo y otros adultos referentes

  • Mantener una comunicación activa con docentes y orientadores.
  • No negar o justificar conductas agresivas: acompañar sin encubrir.
  • Buscar ayuda profesional si se repiten situaciones de agresión o aislamiento.

 Cuidar también a los adultos de la familia

  • La crianza en contextos difíciles agota emocionalmente.
  • Pedir ayuda no es señal de debilidad, sino de responsabilidad.
  • Participar en espacios como esta Escuela de Familias permite compartir, aprender y sostenernos en comunidad.

 ¿Cómo se relacionan estas pautas con la prevención del bullying?

El bullying no aparece de forma repentina. Se gesta en ambientes donde:

  • La agresión es normalizada o no se sanciona.
  • No se educa en el respeto por los demás.
  • Hay carencias afectivas o poca contención emocional.
  • Se repiten modelos de violencia familiar o social.

Prevenir el bullying comienza en casa, enseñando con el ejemplo y acompañando activamente los procesos de crecimiento emocional.

Desde la Asociación AD-HOC decimos: No estás solo/a

Sabemos que educar no es fácil, y menos en contextos donde existen problemas de adicciones, violencia o abandono. Por eso, te invitamos a seguir participando de nuestros espacios de acompañamiento, orientación y contención familiar.

Asociación AD-HOC

Escuela de Familias. “Porque para cuidar, primero, hay que estar acompañado/a”

 







miércoles, 13 de agosto de 2025

Poner límites también es cuidar. Escuela de Familias – Asociación Ad-Hoc

 




“Poner límites no es un acto de violencia. Es un acto de amor que protege, sostiene y transforma.”

 

Escuela de Familias – Asociación Ad-Hoc

Poner límites también es cuidar

En muchas familias, hablar de poner límites puede generar dudas, miedos o incluso culpa. A veces, sentimos que limitar es sinónimo de reprimir, controlar o imponer. Sin embargo, los límites bien puestos no son castigos ni prohibiciones injustas: son una forma de cuidado, respeto y protección.

En el ámbito familiar, los límites actúan como una guía afectiva y estructurante. Nos ayudan a entender qué se espera de nosotras/os, qué es aceptable y qué no, y nos dan un marco de seguridad emocional. Son un recurso fundamental no solo para la convivencia, sino también para la prevención de conductas de riesgo, como el consumo problemático de sustancias o el desarrollo de comportamientos autodestructivos.

Prevenir desde el hogar: los límites como herramienta de protección

Cuando hablamos de prevención en salud mental y en el abordaje de las adicciones, a veces pensamos únicamente en información, talleres o intervención profesional. Pero la prevención primaria comienza en casa, en los vínculos cotidianos, en la forma en que las personas adultas cuidamos, orientamos y acompañamos.

Los límites:

  • Previenen la exposición a situaciones de riesgo (por ejemplo, consumo precoz de sustancias).
  • Fomentan la responsabilidad personal y la capacidad de elegir con conciencia.
  • Promueven la autoestima al enseñar que merecemos respeto y que podemos cuidar nuestras decisiones.
  • Ofrecen contención emocional, especialmente en momentos de crisis, frustración o confusión.

No se trata de imponer el control, sino de ofrecer una base segura desde la cual crecer.

En contextos de consumo: límites aún más necesarios

Cuando en el entorno familiar hay situaciones vinculadas a adicciones, el establecimiento de límites se vuelve aún más relevante. En estos casos, muchas familias experimentan un desgaste profundo, sienten que han “perdido el control” o que todo intento de diálogo fracasa.

Pero justamente en estos contextos, poner límites firmes y afectivos puede marcar la diferencia. No solo ayudan a proteger a la persona que consume, sino que también cuidan al resto de la familia, evitando dinámicas de violencia, manipulación o sobrecarga emocional.

 Poner límites no significa dejar de amar, sino amar de una manera más saludable.

 

Pautas para poner límites desde la prevención y el cuidado

1. Los límites se comunican, no se imponen

  • Usa un lenguaje claro y directo.
  • Explica el “por qué” de las normas familiares.
  • Evita los gritos, las amenazas o el castigo físico.

2. Coherencia entre lo que se dice y lo que se hace

  • Es clave que las personas adultas estén en sintonía.
  • Si decimos una cosa y hacemos otra, perdemos autoridad emocional.
  • Los límites deben ser sostenibles en el tiempo.

3. Consecuencias que educan

  • Toda conducta tiene consecuencias, y es importante que las personas jóvenes lo aprendan.
  • Las consecuencias no deben ser humillantes ni destructivas, sino coherentes con lo pactado.

4. No cedas ante el chantaje emocional

  • Las personas con consumos problemáticos a veces manipulan para evitar consecuencias.
  • Sostener los límites con firmeza (aunque duela) es una forma de frenar esa dinámica.
  • Acompañar no es complacer: es estar, sin habilitar comportamientos dañinos.

5. Validar emociones, sin justificar conductas

  • Podéis reconocer el dolor, la angustia o el enojo, sin permitir agresiones o faltas de respeto.

6. Fomentar espacios de diálogo

  • No todo debe ser corrección o normas.
  • Busca momentos de escucha y conversación sin juicios.
  • Preguntar: ¿Cómo estás? ¿En qué te puedo acompañar?

7. Revisar nuestras propias creencias

  • A veces sostenemos ideas como: “Si le pongo límites, se va a alejar” o “ya bastante mal lo está pasando”.
  • Estas creencias pueden hacernos ceder donde deberíamos sostener.
  • Poner límites también es enseñarle a la otra persona que merece una vida sin autodestrucción.

8. Cuidarnos para poder cuidar

  • Nadie puede sostener a otra persona si está agotada o rota por dentro.
  • Pedir ayuda, poner límites también a nosotras/os  mismas/os, y apoyarnos en redes comunitarias, es parte del proceso.

No estás sola/o

Desde la Asociación Ad-Hoc, sabemos que criar, acompañar o convivir con personas que atraviesan situaciones de consumo problemático no es fácil. Por eso creamos la Escuela de Familias, un espacio de encuentro, reflexión y apoyo, donde compartir experiencias, aprender herramientas y reconstruir el tejido familiar desde el cuidado mutuo.

¿Quieres participar de nuestra Escuela de Familias?

Contáctanos para más información sobre los encuentros, charlas y talleres gratuitos que realizamos desde Ad-Hoc.

Porque acompañar también es prevenir.

 

 


jueves, 31 de julio de 2025

Abuelos y Abuelas como Agentes Preventivos en la Familia

 


"Abuelos y Abuelas como Agentes Preventivos en la Familia"

La figura de los abuelos y abuelas en la estructura familiar ocupa un lugar central como referentes afectivos, culturales y educativos. En el contexto actual, marcado por múltiples factores de riesgo para niños, niñas y adolescentes como la exposición temprana a sustancias, entornos familiares frágiles o escasa supervisión adulta, su rol se vuelve aún más relevante. Por ello, surge la necesidad de reconocer, empoderar y capacitar a las personas mayores como agentes preventivos activos dentro del entorno familiar.

Esta Escuela de Familias, promovida por la Asociación AD-HOC, tiene como objetivo principal dotar a los abuelos y abuelas de herramientas prácticas y conocimientos fundamentales sobre prevención en el ámbito de las adicciones. A través de este espacio formativo, se busca fortalecer su capacidad para identificar señales de alerta, fomentar hábitos saludables y establecer vínculos de comunicación positivos, ofreciendo un soporte emocional y educativo que complemente la labor de padres y madres.

La prevención en el núcleo familiar no solo es más eficaz cuando se involucran todos sus miembros, sino que cobra un valor especial cuando parte de figuras con experiencia, estabilidad y compromiso afectivo. Invertir en su formación es apostar por una red familiar más sólida y resiliente frente a los riesgos asociados al consumo de sustancias y otras conductas adictivas.

 


martes, 29 de julio de 2025

Escuela de Familias AD-HOC. "Sembrando Conocimiento, Cosechando Futuro" 2025.

 




La familia juega un rol fundamental en el desarrollo integral de cada individuo, siendo el espacio primordial para la formación tanto de los hijos como de sus cuidadores. El Programa de Familias de la Asociación AD-HOC, titulado “Prevención de las Adicciones desde el Ámbito Familiar”, ha sido diseñado con el objetivo de fortalecer la capacidad preventiva de la familia frente al consumo de drogas. Parte de la premisa de que la prevención dentro del hogar es un proceso natural, posible de llevar a cabo de manera sencilla y constante desde los primeros años de vida.

Este programa está dirigido a padres, madres y personas cuidadoras interesadas en adquirir o profundizar en herramientas y estrategias preventivas aplicables a su entorno familiar.

Objetivos generales:

Sensibilizar a las familias sobre su capacidad de influir en la prevención de conductas de riesgo, incluyendo el consumo de drogas.

Brindar recursos y estrategias que ayuden a las familias a educar y prevenir adecuadamente conductas de riesgo en sus hijos e hijas.

Objetivos específicos:

Evaluar el nivel de conocimiento y las condiciones de los padres, madres y cuidadores para implementar acciones preventivas dentro de su familia.

Identificar los factores y circunstancias familiares que pueden ejercer una influencia positiva en la prevención del consumo de drogas.

Informar sobre las distintas sustancias clasificadas como drogas y los riesgos asociados a su consumo.

Promover la adopción de actitudes y habilidades que favorezcan un clima afectivo y una comunicación saludable en el hogar.

Desarrollar competencias que faciliten una mejor convivencia familiar, mediante la negociación de normas y la definición de límites claros.

Fomentar la participación activa de la familia en su entorno social, así como el aprovechamiento saludable del tiempo libre y el ocio.

Ofrecer pautas básicas para abordar situaciones de consumo problemático de drogas en el ámbito familiar.

Este enfoque integral busca dotar a las familias de las herramientas necesarias para convertirse en el principal pilar preventivo frente a las adicciones, promoviendo un entorno familiar más saludable y seguro.

 

















jueves, 26 de junio de 2025

Verano en Familia: Pautas para la Prevención de Adicciones en Jóvenes. Escuela de Familias – Asociación AD-HOC

 


Verano en Familia: Pautas para la Prevención de Adicciones en Jóvenes

Escuela de Familias – Asociación AD-HOC


El verano es una época que esperamos con ilusión: vacaciones, buen tiempo, menos rutinas… y más tiempo libre para nuestros hijos e hijas. Sin embargo, también puede convertirse en un periodo de mayor riesgo para el inicio o aumento del consumo de alcohol, tabaco, vapeadores u otras sustancias. Desde la Escuela de Familias de la Asociación AD-HOC, queremos acompañarte con herramientas y consejos sencillos para que este verano sea un tiempo de conexión, disfrute y prevención.

¿Por qué el verano puede ser una etapa de riesgo?

Durante el verano, muchos/as jóvenes disponen de más libertad, menos supervisión adulta y un entorno más relajado. Las fiestas, los festivales, los encuentros con amigos o incluso el aburrimiento pueden favorecer la experimentación con sustancias, especialmente si no tienen herramientas para manejar la presión de grupo o la curiosidad.

Además, el consumo puede ser una forma de encajar, de afrontar emociones o simplemente de “probar”. Por eso es fundamental que, como familias, estemos presentes, informados/as y disponibles.

Pautas prácticas para la prevención

1. Comunicación abierta y sin juicios

Hablar con nuestros hijos/as sobre estos temas no siempre es fácil, pero es necesario.
No esperes a que haya un problema para empezar a conversar.

  • Escucha con atención y sin interrumpir.
  • No te centres solo en advertencias o consecuencias, muestra interés genuino.
  • Crea momentos tranquilos para conversar: en el coche, caminando, cocinando juntos/as.
  • Usa ejemplos reales o noticias para iniciar el diálogo.
  • No minimices sus emociones ni exageres los peligros: sé claro/a, pero calmado/a.

2. Establece límites y acuerdos claros

Los límites dan seguridad. Aunque a veces se quejen, los/as jóvenes necesitan saber hasta dónde pueden llegar.

  • Negocia horarios y normas con ellos/as, no los impongas sin explicar el porqué.
  • Establece consecuencias claras si no se cumplen, y cúmplelas.
  • Acompaña con responsabilidad, sin invadir. Preguntar dónde van y con quién no es desconfiar: es cuidar.

3. Ofrece alternativas y fomenta su creatividad

El verano es una oportunidad para descubrir nuevas aficiones o potenciar sus talentos.

  • Anímales a probar actividades deportivas, artísticas o de voluntariado.
  • Planificad juntos/as algunas actividades familiares (excursiones, noches de juegos, cine en casa).
  • Apoya sus iniciativas, aunque no coincidan con tus gustos.

4. Conoce su entorno y amistades

Saber quiénes son sus amigos/as, dónde pasan el tiempo y cómo se sienten con ellos/as es esencial.

  • Invítales a casa. Conocer su entorno social ayuda a detectar dinámicas de riesgo.
  • Habla con otras madres, padres o personas cuidadoras. Crear redes de confianza favorece una crianza compartida.
  • Presta atención a cambios de humor, amistades nuevas o actitudes evasivas.

5. Sé su ejemplo más cercano

Los/as jóvenes aprenden más por lo que ven que por lo que se les dice.

  • Evita consumir alcohol o tabaco de forma descontrolada delante de ellos/as.
  • Comparte cómo disfrutas del ocio saludable.
  • Muestra cómo gestionar el estrés o las emociones sin recurrir a sustancias.

¿Y si ya hay señales de alerta?

Si notas cambios importantes en su comportamiento (aislamiento, agresividad, bajada del rendimiento escolar, mentiras frecuentes, consumo visible...), no lo ignores.

  • Habla con calma, desde la preocupación, no desde el enfado.
  • Evita confrontaciones agresivas. Busca el momento y el tono adecuado.
  • Pide ayuda profesional: no estás solo/a. Puedes contactar con nuestro equipo en AD-HOC, donde ofrecemos orientación y acompañamiento a familias.

Cierre: Cuidar también es prevenir

Ser madre, padre o cuidador/a no es tarea fácil, y mucho menos en la adolescencia. Pero recuerda: tu presencia, tu ejemplo y tu escucha pueden ser más poderosos que cualquier charla formal. Este verano, cuidémonos en familia, generemos espacios seguros y reforcemos los lazos que protegen a nuestros/as jóvenes.

Desde la Escuela de Familias de AD-HOC, te acompañamos en este camino.