Un abrazo es un
acto sencillo y gratuito que nos brinda más beneficios que muchas
terapias. El simple hecho de recibir un abrazo nos hace sentirnos
protegidos, comprendidos, queridos y reconfortados.
Abrazar es una
muestra de afecto y la forma de establecer un vínculo de aceptación hacia otra
persona y además, existen tantos beneficios que no deberíamos escatimar en
ellos, sobre todo, cuando son los niños quienes los reciben.
Como seres
emocionales que somos, el contacto físico es fundamental y constituye una forma
de comunicarnos y de expresar sin hablar el afecto que sentimos por una
persona.
7 Beneficios del abrazo para los niños
Son muchos los beneficios desde el punto de vista
afectivo y de salud en general, que un fuerte abrazo aporta a los niños.
1. Generan una sensación de protección y seguridad
Les ayuda a
sentirse seguros y a tener más confianza en sí mismos. Un niño siempre va a
sentirse más seguro cuando recibe abrazos de sus padres y familiares más
cercanos. Al recibir un abrazo, el organismo libera oxitocina, una hormona
conocida como “la hormona del amor”, que genera una profunda sensación de
bienestar.
2. Estimula la autoestima
Abrazar es una
forma de decir “te quiero”, “te tengo en cuenta”, “me importas”, y aunque
también es necesario que se lo digamos todos los días a nuestros hijos, los
abrazos ayudan a reforzar ese sentimiento y a mejorar su autoestima.
3. Fortalece la salud emocional
Un niño que
reciba constantemente muestras de afecto a través de los abrazos como hábito
cotidiano, será en el futuro una persona sana emocionalmente, capaz de manejar
asertivamente los conflictos y no dependerá de terceras personas para
afianzarse en sus resoluciones.
4. Refuerzan el sistema inmune
Al recibir o
dar un abrazo el sistema inmunológico se activa y aumenta la producción de
glóbulos blancos, encargados de luchar contra los agentes infecciosos como
virus y bacterias.
5. Niños más felices
Los abrazos
activan las endorfinas, responsables de aumentar la sensación de alegría y
plenitud y disminuir la de ansiedad o tristeza. Si quieres restablecerle a un
niño su alegría y animosidad, bastará con que lo tomes entre tus brazos y lo
estreches con mucho amor; para que deje de sentirse triste o decaído. Un buen
abrazo le aportará apoyo, comprensión y le reconfortará.
6. Fortalece la unión Familiar
Mejora la unión
entre padres e hijos y fomenta el apego en la familia. Inclusive, los niños que
se crían en un ambiente donde las manifestaciones de amor son un hábito
constante; en el futuro formarán familias con esa misma tendencia. Los vínculos
que propician los abrazos crean nexos afectivos cercanos y sinceros, que logran
unir a la familia.
7. Reduce la ansiedad y el estrés
El contacto
físico reduce la producción de una hormona, cortisol, que favorece el estrés, y
aumenta las hormonas encargadas de producir sensaciones de bienestar. No hay
nada que llene más a una persona, que la energía que se desprende de un abrazo
sincero y motivado por emociones tan positivas como el amor.
El poder del
abrazo le hace sentir al niño que no está solo, que tiene a alguien con quien
puede contar y le abre el camino para que pueda expresar todo lo que siente;
recuperando su equilibrio interior que en los pequeños es un tanto difícil de
gestionar.
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