Como decía
María Montessori, cuando se habla con las personas y sobre todo con los niños,
la voz debe ser bajita y respetuosa… Si se alza la voz solo debe ser para
cantar. El cerebro de los niños se
bloquea cuando les gritan por lo que no aprenden y sienten un estrés
emocional que les hace sentir mal.
Solo tienes que pensar en cómo reaccionas tú cuando te gritan… probablemente sientas ansiedad, ira y rabia cuando te hablan con un tono
más alto de lo normal. Un niño no entiende por qué le hablan mal, su cerebro
desconecta de la persona que le grita, y lo peor de todo es que también puede
sentir miedo.
No conseguirás mejores resultados
Si gritas a tus
hijos no conseguirás mejores resultados, todo lo contrario. Quizá grites
porque piensas que tus hijos te respetarán más pero en realidad, cuando se
grita solo indica una cosa: has perdido la paciencia y no sabes cómo reconducir
la situación de otra manera… te has desbordado.
De cualquier
modo, los gritos nunca son una buena opción porque no sirven para nada… Solo para que el cerebro de tu hijo se
bloquee, tú te enfades y que el ambiente se convierta en tóxico.
Tu hijo no aprende si le gritas
¿Prestarías
atención a tu jefe si te gritase mientras te explica algo o solo estarías en
tensión todo el tiempo? A un niño le pasa igual… se tensa y sufre emocionalmente. Los gritos son como lanzas que
se clavan en su corazón.
Quizá pienses
que reacciona porque te respeta pero nada más lejos de la realidad. Los gritos
le alejan de ti emocionalmente y pierden el respeto que te tienen. Cuando un
niño reacciona ante los gritos es porque te tiene miedo y porque le duele
emocionalmente… No aprende porque su
cerebro deja de escucharte.
El cerebro de
un niño y de cualquier persona de cualquier edad, solo aprende en un entorno de
seguridad, amor y protección. Cuando una persona grita se activa el miedo y
bloquea la zona de la amígdala que se encarga de regular las emociones (entre
otras cosas). Cuando la amígdala detecta un peligro (como los gritos) se activa
el estrés/miedo y existen diferentes opciones: huir, luchar o quedarse
bloqueado. Ninguna de las tres son
adecuadas porque el cortisol corre por las venas cuando se grita.
Esto ocurre porque
cuando se grita a los niños, puesto que el cerebro es evolutivo, activa el modo
de supervivencia y solo se protege de esa amenaza. Los gritos afectan
directamente la amígdala y cuando da la orden de peligro comienza a aparecer
por el torrente sanguíneo cortisol, adrenalina, dopamina… El cuerpo se prepara para protegerse.
Por si fuese
poco, los gritos causan heridas emocionales, por lo que crean recuerdos
negativos en la memoria de los niños, y lo peor, que si les gritas, tus hijos
aprenderán a que gritar es una forma normal de comunicarse con los demás y
gritarán cuando se sientan frustrados o
enfadados por cualquier motivo.
Cuando quieras
gritar hazlo, pero de cara al viento, no de cara a tus hijos. No es una
estrategia educativa. Cuando estés con tus hijos, respira hondo y cuenta hasta
100 si hace falta, pero NO les grites a ellos. Son tus hijos, el amor más puro
que existe para ti… NO se merecen un
trato así.
Pon un poco más
de educación emocional en tu vida y no será necesario que les grites…
solo te darás cuenta de esto cuando notes que en realidad no te hace falta
gritar para que tus hijos te hagan caso.
Fuente: https://www.etapainfantil.com/cerebro-nino-bloquea-gritan
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