Algunos signos de cambio hacia hábitos de consumo
pueden ser:
1.
Cambios notables del
aspecto físico: No tanto referido a que se adopten nuevas formas de vestir, de
llevar el pelo o ponerse adornos que para algunas personas puedan ser
“estrafalarios”, sino en relación al aspecto corporal: adelgazamiento
progresivo, cambios de color de la piel (palidez, enrojecimiento), ojeras,
enrojecimiento de los ojos, somnolencia, cansancio permanente, etc.
2.
Pérdida de hábitos
básicos de higiene corporal y de ropa.
3.
Cambios en el tiempo de
permanencia habitual en casa: Presencia de
frecuentes salidas de casa o aumento importante del tiempo que pasa fuera.
4. Indicios de desmotivación hacia las actividades que normalmente
ocupaban a la persona: Domésticas, académicas
y laborales; unido a absentismo y bajo rendimiento
5.
Cambio en el grado y
calidad de la comunicación familiar:
Evitación de situaciones de reunión, conversaciones y actividades conjuntas de
la familia. Tendencia al aislamiento, evita mirar a los ojos.
6.
Cambios en los ritmos
normalizados de sueño y vigilia:
Si se da de forma constante y no debidos a causas identificables.
7.
Aumento de las
necesidades económicas: Sobre todo si estas no
están nunca claramente definidas en gastos concretos o normales, robos en casa,
etc.
8.
Aparición de ciertas
enfermedades y trastornos físicos leves:
Unidos a la resistencia a ir al médico o afán por no ir acompañado.
9.
Cambios en la
alimentación: Generalmente falta de
apetito, comer fuera de horas habituales en que lo hace el resto de la familia,
cambios hacia un tipo de alimentación que no llevaba anteriormente (dulces,
cosas de “picar”, etc.).
10. Empleo repetido de la mentira como mecanismo habitual.
11. Cambio de amigos: Asociado a
tener constancia de que los integrantes del nuevo grupo, llevan a cabo
comportamientos fuera de la normalidad o asociados al consumo de drogas.
12. Encontrar útiles de consumo
(papel de fumar, pipas, tubos para esnifar, cachimbas, papel de plata,
etc.) o sustancias.
13. En el consumo de alcohol: Olor
a alcohol, dificultades en el habla y en el mantenimiento del equilibrio,
dificultades en la visión, deseos de vomitar y somnolencia.
14. En el consumo de tabaco: Olor a tabaco, tos persistente y acidez de
estómago.
15. En el consumo de cannabis: Ojos enrojecidos y/o risa
fácil.
16. En el consumo de
drogas de síntesis: Bajo los efectos existen signos de gran actividad, tensión, rigidez
muscular y alta temperatura corporal. Cuando desaparecen los efectos aparece
cansancio, depresión y apatía.
17. En el consumo de cocaína: Bajos los efectos aparece
una gran dilatación de la pupila y gran excitación. Cuando desaparecen los
efectos aparece cansancio, depresión y apatía.
18. En el consumo de heroína: Bajo los efectos las
pupilas se muestran muy pequeñas y aparece adormecimiento y relajación
excesiva. En adictos aparece una delgadez extrema y un fuerte síndrome de
abstinencia.
19. En el consumo de alucinógenos: Ideas delirantes o alucinatorias,
verbalizaciones incoherentes o fuera de la realidad.
El hecho de que aparezcan algunos de
estos elementos aisladamente, no indica que haya un posible consumo de drogas,
es necesario que confluyan varios de estas situaciones en la persona.
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