El tiempo
libre es el espacio temporal no ocupado por las obligaciones o necesidades. Es
el tiempo para hacer las cosas que uno desea hacer y que le satisfacen; un
tiempo para desarrollar la libertad, la autonomía y la independencia. No es un
tiempo perdido.
El empleo de
tiempo libre tiene una importancia capital como factor de riesgo del consumo de
drogas. Un joven aburrido, insatisfecho con la forma en que invierte su tiempo
de ocio, sin intereses, que pasa el tiempo sin hacer nada, no sólo es más
probable que se inicie en el consumo de drogas, sino que es más fácil que ese
consumo se convierta en la única forma de comportamiento y de relación con los
demás que sabe desarrollar. Por el contrario, un joven que emplea su tiempo
libre de forma productiva, haciendo cosas que le interesan y le satisfacen, que
se relaciona con grupos distintos en actividades diferentes, es más improbable
que consuma drogas y, en caso de que llegue a producirse el inicio del consumo,
es menos probable que éste se convierta en un problema.
Lamentablemente, los adultos no ofrecemos un buen modelo
de empleo del tiempo libre. Raramente hacemos deporte, acudimos a actos
culturales o tenemos una afición a que dedicarnos. Cuando nos relacionamos con
otros, los encuentros y actividades de ocio se organizan muchas veces en torno
al consumo de drogas legales.
¿QUÉ PUEDEN HACER LOS PADRES?
·
Enseñar
a ocupar su ocio de una manera positiva y gratificante para su desarrollo
personal.
· Es necesario que los padres demos ejemplo positivo con la manera de ocupar nuestro ocio
.
·
Hacer
una reflexión sobre como empleamos nuestro tiempo libre y cómo nos divertimos.
· Si
los padres somos capaces de vivir nuestro tiempo de ocio plenamente, mediante
actividades variadas y saludables, nuestro hijos verán como algo natural que el
ocio debe ser un tiempo de diversión y que es posible obtener satisfacción a
través de esta clase de actividades
·
Compartir
parte de nuestro ocio con ellos (hacer excursiones, pasear en bici, cenar en un
restaurante, ir al cine, salir de compras, practicar algún deporte, etc.).
·
Llegar
a acuerdos sobre actividades para realizar juntos y que sean del gusto de
todos.
·
Escuchar
lo que les gusta hacer y apoyar sus propuestas, cuando estas sean razonables.
·
Darles
facilidades y apoyo para poder desarrollar las actividades que les gustan y que
sean adecuadas para su edad.
· Impulsar
a la participación en instituciones educativas de cara al tiempo libre: clubs
de tiempo libre, casa de la juventud, asociaciones, ONGs, etc.
·
Hacer
un seguimiento de la ocupación de su tiempo libre, acordar y pactar unas normas
de comportamiento.
· Interesarnos
por lo que hacen en su ocio, sus gustos, sus planes, lo lugares que frecuentan,
los amigos con quien van, etc., haciendo un seguimiento sin desconfianza.
· Ceder
espacios en casa para que se reúnan y realicen alguna actividad, así los padres
podrán conocer a sus amigos y el ambiente en que se mueven.
· Si
sus amigos no nos agradan, no criticarlos, sino facilitarles oportunidades de
conocer otro tipo de amigos y otros ambientes.
·
Establecer
una cantidad de dinero a la semana y no modificarla, salvo casos excepcionales.
De esta manera, los chicos aprenderán a administrarse y reconocerán el valor
del dinero.
· Establecer
unos compromisos con las “pagas” en función al cumplimiento de unas normas
(estudios, ayudar en casa, etc.).
· Acordar
un horario razonable de regreso a casa, adaptado a su edad y a las
características de los adolescentes, flexible según circunstancias (cumpleaños,
fiestas especiales, feria, etc.) y, si es posible, fijar un horario de
referencia con los padres de los amigos de nuestros hijos.
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