lunes, 30 de marzo de 2020

GUÍA OMS: PARENTALIDAD POSITIVA DURANTE COVID-19




1.TIEMPO UNO-A-UNO

¿No puede ir a trabajar? ¿Escuelas y colegios cerrados? ¿Preocupado/a por el dinero? Es normal sentirse estresado/a y abrumado/a
El cierre de la escuela y del colegio también es una oportunidad para mejorar las relaciones con nuestros niños, niñas y adolescentes.
El tiempo uno-a-uno es gratis y divertido. Hace que los niños se sientan amados y seguros, y les muestra que ellos son importantes.

Dedique tiempo para pasar con cada hijo e hija: Puede ser de sólo 20 minutos, o más tiempo, depende de nosotros. Puede ser a la misma hora todos los días para que los niños o adolescentes puedan esperarlo.

Pregúntele a su hijo o hija qué le gustaría hacer: Poder elegir aumenta su confianza en sí mismo. Si quieren hacer algo que no está bien con el distanciamiento físico, entonces será una oportunidad para hablar con ellos sobre esto.

Ideas con su bebé / niño o niña pequeño/a:
ü      Copie sus expresiones faciales y sonidos.
ü      Canten canciones, hagan música con ollas y cucharas.
ü      Apile tazas o bloques.
ü      Cuente una historia, lean un libro o
ü      comparte fotos.

Ideas con su adolescente:
ü      Hablen sobre algo que le gusta a sus hijos: deportes, música, televisión, celebridades, amigos.
ü      Hagan ejercicio juntos con su música favorita.

Ideas con su niño o niña:
ü      Lean un libro o miran fotos.
ü      ¡Bailen con música o canten canciones!
ü      Realicen juntos un trabajo en la casa - ¡haga que la limpieza y el cocinar sean un juego!
ü      Ayúdale con las tareas escolares.

2.MANTENIÉNDOLO POSITIVO

Es difícil sentirse positivo cuando nuestros hijos pequeños o adolescentes nos están volviendo locos. Muchas veces terminamos diciendo "¡Deja de hacer eso!" Pero es mucho más probable que nuestros hijos hagan lo que les pedimos si les damos instrucciones positivas, y muchos elogios por lo que hacen bien.

Diga el comportamiento que usted quiere ver: Use palabras positivas cuando le diga a su hijo qué hacer, como por ejemplo "Por favor guarda su ropa" (en vez de "¡No hagas un desastre!")

Elogie a sus hijos cuando se comportan bien: Trate de elogiar a su hijo pequeño o adolescente por algo que ha hecho bien. Puede que no responden en el momento, pero los verás haciendo esa cosa buena de nuevo. También les asegurará que usted le ve y se preocupa por ellos.

Todo se trata de cómo se lo dice: Gritarle a su hijo solo hará que usted y ellos estén más estresados y enojados. Llame la atención de su hijo usando su nombre. Hable con voz tranquila.

Sea realista: ¿Puede su hijo realmente hacer lo que usted le está pidiendo? Es muy difícil para un niño mantenerse quieto dentro de la casa por un día entero, pero tal vez puedan permanecer en silencio por 15 minutos mientras que usted está hablando por teléfono.

Ayúdale a su adolescente a mantenerse conectado: Los adolescentes en especial necesitan poder comunicarse con sus amigos. Ayude a su hijo o hija a conectarse a través de las redes sociales y otras formas seguras de distanciamiento. ¡Es algo que también pueden hacer juntos!

3.¡ESTABLEZCA UNA ESTRUCTURA!

COVID-19 nos ha quitado nuestras rutinas diarias de trabajo, hogar y escuela.
Esto es difícil para niños, niñas y adolescentes, y para usted. Hacer nuevas rutinas puede ayudarles.

Construya una rutina diaria flexible pero constante
ü      Haga una rutina para usted y sus hijos que tiene tiempo para actividades planeadas como para tiempo libre. Esto puede ayudarles a tus hijos a sentirse más seguros y mejorar su comportamiento.
ü      Los niños y niñas o adolescentes pueden ayudar a planificar la rutina del día, como por ejemplo poner el horario en que van a cumplir sus tareas de la escuela.
ü      Los niños van a seguirla mejor si ayudan a elabolarlo. Incluir los ejercicio todos los días. Esto ayudará con el estrés y la abundancia de energía en los niños.

Usted es un modelo para el comportamiento de su hijo: Si usted pone en práctica mantener distancias seguras e higiene, y trate a los demás con compasión, especialmente aquellos que están enfermos o vulnerables,
sus hijos y adolescentes aprenderán de usted.
Enseñe a su hijo sobre mantener distanciamiento seguro: También pueden escribir cartas y hacer dibujos para compartir con otros. ¡Póngalos afuera de su casa para que otros lo vean! Puede tranquilizar a su hijo explicando sobre las medidas que ha tomado para mantener seguridad. Escuche sus sugerencias y tómelas en serio.

Haga que el lavado de manos y otras medidas de higiene sean divertidos: Invente una canción de 20 segundos para cantar mientras se lavan las manos. ¡Agregue acciones! Déle a los niños puntaje y elogio por lavarse las manos regularmente. Haga un juego para ver cuántas veces tocamos nuestras caras, con un premio por el menor número de toques (pueden contar el uno para el otro).

Al terminar el día, dedique un minuto para reflexionar sobre el día. Cuéntale a su hijo o hija una cosa positiva o divertida que ellos hicieron.

4.MAL COMPORTAMIENTO

Todos los niños se portan mal. Es normal cuando los niños están cansados, con miedo, tienen hambre, están aprendiendo independencia. ¡Y pueden volvernos locos cuando estamos atrapados en casa!

Intenta redirigir:
ü      Detecte el mal comportamiento temprano y redirija la atención de sus hijos de un mal comportamiento a uno bueno.
ü     ¡Deténlo antes de que comience! Cuando empiezan a inquietarse, pueda distraer con algo interesante divertido:

Hacer una Pausa: ¿Usted siente ganas de gritar? Haga una pausa de 10 segundos. Inhale y exhale lentamente cinco veces. Luego trate de responder de una manera más tranquila.

Use consecuencias: Las consecuencias ayudan a enseñar a nuestros hijos la responsabilidad de lo que hacen. También permiten una disciplina controlada. Esto es más efectivo que los golpes o gritos.
ü      Déle a su hijo la opción de seguir sus instrucciones antes de darle la consecuencia.
ü      Trate de mantener la calma al dar la consecuencia.
ü      Asegúrese de poder cumplir con la consecuencia. Por ejemplo, quitar el teléfono de un adolescente durante una semana es difícil de aplicar. Retirarlo durante una hora es más realista.
ü      Una vez que la consecuencia ha terminado, déle a su hijo la oportunidad de hacer algo bueno y felicítelo por ello.


5.MANTENGA LA CALMA Y MANEJE EL ESTRÉS

Este es un tiempo de estrés. Cuida a sí mismo, para que usted pueda cuidar de sus hijos.

Usted no está solo/a: Millones de personas tienen los mismos miedos que nosotros. Encuentre a alguien con quien pueda hablar sobre cómo se siente usted. Escúchale a esa persona. Evita aquellas redes sociales que le hagan sentir pánico.

Tome un descanso: Todos necesitamos tomar un descanso. Cuando sus hijos estén dormidos, haga algo divertido o relajante para sí mismo. Haga una lista de actividades saludables que le gusten hacer a usted. ¡Se lo merece!

Escuche a sus hijos: Sea abierto y escuche a sus hijos. Sus hijos buscarán su apoyo y tranquilidad en usted. Escuche a sus hijos cuando ellos cuentan cómo se sienten. Afirme los sentimientos que tienen y denles consuelo

Hacer una pausa: Prepare una actividad relajante de 1 minuto que usted pueda hacer cuando siente ansiedad o estrés. Hacer una pausa también puede  ser útil cuando siente que sus hijos le están fastidiando o que han hecho algo mal. Le da la oportunidad a usted de estar más calmado. Unas pocas respiraciones profundas, o conectando con la sensación del piso debajo de sus pies, pueden hacer la diferencia. ¡También puede Hacer una pausa con sus hijos!.

6.CONVERSANDO ACERCA DEL COVID-19

Esté dispuesto a conversar. Ellos ya habrán escuchado algo. El silencio y los secretos no protegen a nuestros hijos. La honestidad y transparencia sí le protegen. Piense en las cosas que ellos van a entender. ¡Usted conoce a sus hijos mejor que nadie!

Actúe con apertura y escuche: Permita que su hijo hable libremente. Hágales preguntas abiertas para ver cuánto ya saben acerca del tema.

Sea honesto: Responda siempre sus preguntas con sinceridad. Piense en la edad que tiene su hijo y su capacidad de comprensión.

Sea un apoyo: Su hijo puede estar asustado o confundido. Déles espacio para compartir cómo se sienten y hágales saber que usted está allí para apoyarles a ellos.

Está bien no saber las respuestas: Está bien decir, "No lo sabemos, pero estamos trabajando en eso"; o "no lo sabemos pero creemos que..." ¡Use esto como una oportunidad para aprender algo nuevo con su hijo!

Héroes, no agresores: Explique que COVID-19 no tiene nada que ver con la aparencia de alguien, ni de dónde es o qué idioma habla. Dígale a su hijo que podemos ser compasivos con las personas que están enfermas y con quienes le cuidan. Busque historias de personas quienes trabajan para detener el brote del virus y quienes cuidan a personas enfermas.


¿Sabes por qué al cerebro le gustan tanto los vídeojuegos?


jueves, 26 de marzo de 2020

Guía psicológica para sobrellevar la cuarentena de niños y adultos



Gestionar la incertidumbre y mantener la calma son algunas de las dificultades a superar


Las fases que atraviesa una persona en cuarentena no son lineales. Se solapan. Incluso se pueden experimentar todas el mismo día. Enfado, rabia, sorpresa, negación, aceptación son algunas de ellas. Los especialistas coinciden en la necesidad dejar fluir y reconocer las emociones. Una cuarentena de estas características por la crisis del coronavirus se asemeja psicológicamente a un secuestro. Es objetivamente una situación traumática que puede llevarnos a situaciones emocionales complicadas, no vividas antes para una gran parte de la población en los países occidentales.
"Tras el periodo de shock inicial, en el que todos hemos pensado que ojalá fuera un mal sueño, la realidad es que la forma de vivir esta situación también depende mucho de las características de personalidad previas. Hay personas con tendencia paranoide que piensan que esto es algo orquestado, con tendencia a la hipocondría, que sienten que padecen síntomas y se autoobservan, personas con una tendencia más o menos pesimistas o quien hacen uso del humor y la creatividad ante las adversidades", explica la psicóloga Raquel Huéscar.
Esta crisis pone el foco en la fragilidad del ser humano, algo que teníamos al margen de nuestra conciencia, recuerda Huéscar que nos deja algunos consejos valiosos. 

Cómo sobrevivir a la cuarentena

- Abrir el foco. Lamentarse no es de gran ayuda. "La tolerancia a la frustración de esta sociedad es limitada y a veces nos quejamos por tener que estar encerrados en casa pero no estamos viendo que esta es la realidad de muchas personas en otras partes del mundo, o que somos unos afortunados al tener todas las comodidades", afirma.
- La importancia de las rutinas. "No nos cansamos de decirlo, cuando estás en tu vida habitual gusta salir de ella; pero en estas condiciones establecer rutinas flexibles ayuda a sentirnos seguros", recomienda.
- Conocer nuestro punto débil y cuidarnos. "Todos sabemos o deberíamos saber cuál es nuestro punto débil. Si eres de los que entras en pánico con cuestiones de salud, limita las informaciones a las que te expones; si eres de los que tiende a ponerse triste, intenta llamar a tu entorno, usar el humor, distraerte… Es decir, en estos días mediante el ensayo error, vamos a ir adaptando las recomendaciones generales a nuestras circunstancias".
- No descuidar la alimentación y el descanso. "Sin dormir de forma continuada no se puede estar bien, así de simple. Si puedes añadir algo de ejercicio mejor que mejor. El ejercicio segrega de forma natural sustancias naturales que generan placer y bienestar", asegura la psicóloga. 
- Retos positivos. "En estos días me leo un libro seguro, ordeno la cocina o ayudo a mi hijo con la lectura. De esta saldremos, y con algo más de lo que partimos. Conversar, pensar con calma, mirarnos, sentirnos… Muchas veces de todo aquello de lo que intentamos huir en nuestra vida rápida y poco consciente", invita.
- Mantén el contacto social. Huéscar recomienda un contacto fluido con tu familia cercana y con los amigos lejanos. Siempre respetando los tiempos y sin estar disponible totalmente, pero poner palabras a lo que se siente ayuda.
- Si tienes hijos mantén la calma. "No sé si te has fijado que cuando un avión se mueve mucho lo que verdaderamente asusta es sentir que la azafata está nerviosa. Los niños nos miran a nosotros y cómo lo estamos llevando, somos su figura de seguridad", avisa. 

La importancia de los gestos conjuntos como sociedad

Raquel Huéscar es consciente de que con esta situación habrá pérdidas, desafortunadamente muchas personas enfermas, repercusiones en muchos ámbitos.
"Gestos como el aplauso diario resultan muy emotivos, nos unen, hacen comunidad y nos constituyen como comunidad resiliente. La cuestión es que como sociedad tenemos que valorar no sólo el trabajo de los sanitarios, sino de tantas personas que día a día siguen trabajando, exponiendo su salud, para que los demás podamos seguir adelante. Desde personal de aviación, limpiadores, personal de reparto, supermercado, administrativos en diferentes sectores… Y un sinfín de profesiones que necesitan también el reconocimiento social a su labor. Creo que sentirlo les reconfortaría", propone.

¿Cómo gestionar la cuarentena con niños?

"Mantener la calma es lo importante. Hay que enfatizar en el tema del autocontrol para padres. Si a nosotros nos genera tensión la situación actual tenemos que pensar que a los niños más aún. El buen trato a la infancia no está en cuarentena. Es terrorífico pensar en niños o mujeres que sufren maltrato. Las manualidades están muy bien, pero es más importante la tranquilidad y el trato", pide el psicólogo clínico y especializado en crianza Alberto Soler.
Soler reconoce la magnitud de la situación actual y aunque afirma con sorna que no es especialista en apocalipsis zombies recomienda algunos consejos para sobrellevar esta cuarentena con niños.
- Los bebés o niños de dos o tres años tienen en casa lo que más necesitan para su desarrollo, a sus padres, por lo que no son conscientes de lo que está pasando. Mantener una rutina de costumbres será necesario para que el niño se sienta confiado y seguro. 
- A partir de los 6 años comienzan a ser más concientes de su entorno. Ya dependerá del temperamento del niño cómo llevará esta cuarentena. "Los hay que están tan tranquilos la mayor parte del tiempo jugando a los Lego y otros acostumbrados a actividad física que necesitarán desfogar", cuenta Soler.
- Padres tranqulizadores más que estimuladores. Los niños necesitan unos progenitores calmados y dueños de sí mismos en este momento. "Hay un bombardeo de cosas para hacer con los niños y entretenerlos. Realmente los niños necesitan menos actividades educativas y más padres, tranquilos, amorosos y afectuosos que sean capaces de mantener la calma en esa situación tan complicada", sostiene.
- Limitar el uso de pantallas y cuidar que sean contenidos adecuados a la edad. Poner límites de tiempo siempre es necesario aunque en esta situación y dadas las circunstancias se puede ser más laxo.
- Fuera las noticias. Los niños no las necesitan en este momento. Se están ofreciendo en un tono que no les hace bien a los niños ahora.
- Intentar mantener las rutinas. "Es situación excepcional tenemos que mantener rutinas pero no la normalidad porque no es una situación normal", afirma. En este tiempo son muchas las escuelas que intentan que los alumnos mantengan un ritmo parecido al de las aulas, algo absolutamente irreal. 

"Cuidado con el positivismo"

Soler alerta del peligro del positivismo. Una imagen amplificada por las redes sociales. "Cuidado con el positivismo. Cuando lo estamos pasando mal, discursos como el positivismo pueden hacer más daño. Esta situación es un desastre, ninguno queremos estar así y tenemos derecho a estar de mal humor. Si por norma el positivismo de Instagram es peligroso, ahora es peor. Pones lo bueno, pero no que nunca has hablado tanto con tu pareja y que estás al borde del divorcio", cuenta.
Insiste Soler en hacer una rutina laxa: "No nos podemos estresar por lo que vamos a hacer durante el día. Un poco de calma. Y otro niveles, tampoo nos estresemos. No podemos hacer la transformación digital que no hemos hecho en 20 años en dos días".
"Intentemos aceptar lo negativo y que no te sientas mal por no aprovechar este  tiempo de cuarentena en hacer cosas que no has hecho nunca como aprender a tocar el violín", sentencia.

La ansiedad por el futuro 

No sabemos cuánto va a durar esta cuarentena. El Gobierno insinúa que la posibilidad de que se amplíen los 15 días es cierta. La psicóloga Raquel Huéscar explic que lo que nos ayuda es sentir que ahora no podemos planificar a largo plazo, hay que ir viendo la situación casi día a día. Es posible que la situación se alargue, pero nadie ni nada puede darnos una respuesta. Así que, cuanto antes nos hagamos a la idea de esto, antes nos adaptaremos.
Alberto Soler es optimista a medio y largo plazo. "Quiero pensar que tendrá aspectos positivos, aunque eso ya es mi opinión personal. En el mundo tan hiperglobalizado y capitalista en el que nada puede parar, esto de frenar durante unas semanas nos llevará a cuestionarnos cosas como la velocidad desplazamientos a bajo coste, valorar formas alternativas de trabajo y de enseñanza. Espero que podamos sacar conclusiones positivas de esta terrible crisis". Todos lo esperamos. Porque esto también pasará.

Fuente: Cadena Ser  https://cadenaser.com/ser/2020/03/18/sociedad/1584514296_725512.html

lunes, 23 de marzo de 2020

Resolver conflictos familiares y tiempos de confinamiento…



Resolver conflictos familiares y tiempos de confinamiento…




Un conflicto se produce cuando el comportamiento, las necesidades y los objetivos de alguien, en este caso de nuestros hijos, son un obstáculo para la satisfacción de los nuestros.

                En la familia se suelen dar situaciones en las que nuestros intereses y necesidades son contrapuestos con los de nuestros hijos, y por lo tanto posible fuente de conflicto. Dependerá de cómo los abordemos para que estos se resuelvan.
                La relación padres-hijos es una fuente de conflictos potenciales muy variados. Los más frecuentes y más intensos tienen que ver con el ejercicio de la función de control de los padres sobre la conducta de los hijos y los intentos de éstos para eludir este control. Eso, ya es aplicable en la infancia, pero alcanza su máxima expresión durante la adolescencia.
                Es importante limitar al máximo los conflictos familiares (entre los padres, entre los hijos y entre padres e hijos), tanto en intensidad como en frecuencia. Si son persistentes o muy intensos, pueden afectar a la calidad de las relaciones familiares. Eso, supone:
La forma de relacionarse los padres, entre ellos y con los hijos, es también un modelo de conducta para los hijos. Si los padres tienen dificultades para manejar los conflictos, es más probable que los hijos también las tengan.
               
Que un problema persista puede explicarse por varias causas:

·         Negar la existencia del problema: Reconocer el problema será el primer paso que debemos dar si queremos solucionarlo.
·         Evitar y posponer su resolución: Tarde o temprano tendremos que dar una respuesta a ese problema.
·         Atribuir el problema a los otros o a causas externas: Tendremos que reconocer nuestra responsabilidad en él.
·         Hacer un problema de las situaciones cotidianas: Hay realidades que no se pueden cambiar y tendremos que saber asumirlas y afrontarlas.
·      Pedir soluciones globales. En ocasiones les pedimos a nuestros hijos que cambien el carácter en vez de negociar una serie de cambios concretos de conducta. Les pedimos un cambio de actitud personal: “debes ser”.

HÁBITOS COMUNICATIVOS Y CALIDAD DE LAS RELACIONES FAMILIARES

                Si cuando discutimos con los hijos o con la pareja, nos dejamos llevar por los impulsos, sucede que:

·         En vez de centrar la atención del otro (por ejemplo, del hijo), sobre la conducta que nos molesta o nos preocupa, contribuiremos a hacer que se inhiba (se limite a aguantar el “chaparrón”), o que fije la atención en los insultos, los reproches, las amenazas, etc.
·       El hijo (o la pareja) estará también disgustado, y quizás reaccione con provocaciones, verbales (por ejemplo,“pues me voy a ir de casa”) o no verbales (por ejemplo, irse dando un portazo).
·         Eso nos generará más irritación, y quizás castiguemos al hijo, o dejemos explotar la rabia (por ejemplo, gritando que no hace falta que vuelva, tirando algo contra puerta, etc.). También puede ser que no hagamos nada y que nos limitemos a acumular rabia.
·         Entonces, tanto nosotros como los hijos acumularemos resentimiento y nos distanciaremos los unos de los otros. Si esto pasa a menudo y/o las discusiones son muy intensas, los vínculos familiares se debilitan y se pierde capacidad de influencia sobre los hijos.

EL CONTROL DE LA IRA

                Saber controlar los sentimientos de cólera y sus manifestaciones es muy importante. Si no se sabe controlar los impulsos, los conflictos familiares serán más frecuentes e intensos, y el clima familiar empeorará.
                Pero también es importante no limitarse sólo a inhibir los impulsos. Si se hace eso, la rabia contenida va creciendo y, tarde o temprano, sale; a menudo por una cosa sin importancia. El disgusto, la rabia o la irritación que pueda generarnos la conducta de los hijos o de la pareja tiene que poder expresarse a la otra persona.
                Los hábitos comunicativos mencionados en la unidad didáctica anterior son muy adecuados para eso. A veces, sin embargo, hay que aplazar la expresión de estos sentimientos hasta haber reducido la tensión.
                Por lo tanto, siempre que sentimos mucha rabia o tensión hace falta aplicar alguna técnica de autocontrol antes de continuar con la discusión. El método que se propone, consta de siete pasos.

ETAPAS DEL MÉTODO DE AUTOCONTROL DE LA IRA

                Para controlar la ira se puede utilizar un método que podemos dividir en las siguientes fases:

  1. Identificar las señales personales de alarma: Antes de “explotar y dejarnos llevar por la rabia o la irritación, las personas experimentamos una serie de cambios que podemos utilizar como señales de alarma, si antes las hemos identificado. Estas señales son parecidas para todo el mundo, pero no son iguales. Cada uno tiene las suyas. Pueden ser pensamientos (por ejemplo “me está hinchando las narices”, “se está riendo de mí”), sensaciones (por ejemplo, furia, ganas de golpear a alguien, ganas de huir), conductas manifiestas (por ejemplo, gritar, morderse los labios, acercarse mucho al otro) y/o reacciones fisiológicas (por ejemplo, taquicardia, tensión muscular en el cuello, sofoco en la cara y/o manos).
  2. Reconocer la irritación y procurar reducirla: El objetivo es identificar las señales de alarma en el mismo momento en que aparecen y decirse a uno mismo: “¡Cuidado!, Me estoy irritando”. Si detenemos las señales en el momento en que se presentan, detendremos también el proceso y evitaremos perder el control.
  3. Pensar en las consecuencias de perder el control: “Si pierdo el control…”.
  4. Preguntarse si hay algún motivo añadido para sentirse tan irritado: Además de la conducta de la otra persona y/o de la discusión misma, puede haber también otros motivos que añadan más irritación a la situación, o que sean la causa principal (por ejemplo, recibir una bronca en el trabajo, tener dolor de muelas, haber dado muchas vueltas oara encontrar aparcamiento, etc.). Podemos preguntarnos: ¿Por qué me siento tan irritado?, ¿Hay alguna razón añadida? Y si se encuentra un motivo añadido, decirse a uno mismo: “En realidad, estoy tan irritado porque …”.
  5. Intentar reducir el grado de irritación: Pueden probarse métodos como respirar hondo (sintiendo como entra y sale el aire), relajar la musculatura (percibiéndolo), dar un paso atrás, o sentarse (si se está de pie), picar algo de comida si se está a la mesa, no fijar la mirada en la otra persona, etc.
  6. Evaluar la situación y decidir cuál deber ser el siguiente paso: Es hora de valorar si se está en condiciones de hacer frente a la situación sin perder el control o si, al contrario, tenemos bastantes probabilidades de perderlo. Si la irritación proviene sólo de la discusión actual y, además, sentimos que podremos mantenerla bajo control, entonces podemos seguir adelante haciendo uso de los hábitos positivos de comunicación. En cambio, si la irritación proviene también o principalmente de otros motivos y/o vemos que podemos perder el control, entonces hay que aplazar la discusión hasta que estemos más calmados. Mientras tanto, hay que hacer algo para reducir la tensión. Y, cuando se reanude la discusión, aplicar igualmente hábitos positivos de comunicación.
Recompensarse por haber mantenido el control: Empezar diciéndose: “¡Bien hecho!. Me merezco un premio. Voy a …” y después cumplirlo de verdad. También es importante darse premios entre la pareja cuando uno de los dos se ha manejado bien en una discusión con un hijo (por ejemplo, “Enhorabuena, te lo ha puesto difícil, pero has mantenido la calma”).








SUGERENCIAS QUE NOS AYUDARÁN EN EL PROCESO DE RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS

·         Buscar el momento y el lugar adecuados.
·         Crear un ambiente positivo que facilite la comunicación.
·         Decir con claridad que existe un problema que tiene que ser resuelto.
·         Empezar siempre con algo positivo. A nadie le gusta recibir críticas; si se empieza una negociación criticando se conseguirá que la otra persona adopte una postura defensiva que alejará el objetivo.
·         Analizar y concretar los intereses y necesidades de cada persona ante el problema.
·         Esforzarse para aportar todas las alternativas posibles de solución.
·         Ofrecer ayuda en el proceso de cambio de nuestros hijos y mostrar disposición a la reciprocidad.
·         Los acuerdos deben ser muy específicos y claros para que no haya malas interpretaciones que comporten el riesgo de que los acuerdos no se cumplan.